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Vaslav Nijinsky: el dios de la danza

Omar Gómez

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La importancia de Vaslav Nijinsky para la danza contemporánea radica en que se le considera responsable de la reinvención del ballet hace un siglo. Con un noble ruso a su lado, recorrió el mundo entero con elogios sublimados. Bajo la dirección del empresario de danza Sergei Diaghilev, puso al protagonista masculino en el centro del escenario y escandalizó a la sociedad puritana al utilizar mallas. También fue uno de los pocos hombres que bailaron en punta.

Durante su corto reinado, Nijinsky fue conocido como “El Dios de la Danza” y entre sus patrocinadores se encontraba el influyente zar Nicolás II. Cuando su inspiración lo llevó a incursionar en las coreografías, sus conceptos fueron recibidos como “piezas radicalmente brillantes”.

Nacido de un par de bailarines de etnia polaca mientras estaban de gira en Kiev, Ucrania, Nijinsky mostró un talento precoz como bailarín. Pero casi tan pronto como subió al escenario, fue asediado por ricos admiradores masculinos. Se embarcó en una aventura con un príncipe mucho mayor: Pavel Dimitrievitch Lvov, quien lo mimó con lujos, proporcionándole un apartamento, un elegante guardarropa y lo engalanó con joyas.

Esa relación lo llevó a establecer otra con el conde Tishkievitch, mientras a la par era nombrado protagonista del Ballet Mariinsky. En esa misma época, a menudo era un artista invitado por el Ballet Bolshoi. Cuando en una de esas presentaciones bailó con Anna Pavlova, el suceso resultó una sensación en taquilla.

Posteriormente, antes de cumplir 19 años, Nijinsky entabló una relación romántica y profesional con Diaghilev. Su compañía de danza Les Ballets Russes, ovacionada en toda Europa, lo convirtió en su estrella principal a la edad de 20 años.

Ese momento representó la cumbre de su carrera. Mientras sus bailes coqueteaban con la ambigüedad, el voyerismo e incluso insinuaban pasajes sexuales en el escenario, la majestuosidad de su talento lo eximía del desprecio público.

Desafortunadamente, una rica bailarina llamada Romola de Pulszky lo persiguió de un continente a otro. Después de un breve noviazgo, se casaron y, en un ataque de celos, Diaghilev lo despidió. Profesionalmente, Nijinsky nunca se recuperó.

Como ruso, fue encarcelado en Hungría durante la Primera Guerra Mundial. Después intentó en vano reconstruir su relación con Diaghilev en Nueva York. Con hijos que mantener y sin perspectivas de volver a la riqueza y a la fama, cayó en la desesperación. Su esposa lo sometió a una terapia de choque para la depresión y la homosexualidad. En 1919, fue diagnosticado como esquizofrénico y nunca volvió a bailar.

Nijinsky hizo otra contribución notable a las artes. De hecho, relató su descenso a la locura en un diario, que Romola publicó con modificaciones a su antojo, en las que eliminó gran parte de su contenido gay. Todo eso fue restaurado en una versión no purificada del año 1995. "El Dios de la Danza" murió en 1950 en una clínica de Londres por insuficiencia hepática.


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