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Clásicos instantáneos

Tessa y Cassandra

Enrique Blanc

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Aprovechando el impulso que nos ha dejado el Día Internacional de la Mujer, vayamos directamente hacia algunos materiales de reciente aparición que nos parecen destacados en el horizonte musical de los días recientes.

The Last Exit de Still Corners

El quinto álbum del proyecto que encabeza la británica Tessa Murray —secundada por su fiel escudero, el multi-instrumentista y productor estadounidense Greg Hughes— resulta una joya desde sus primeros minutos. Es la parte final de la trilogía que el dúo ha creado sobre la idea del viaje, inspirados en el concepto de la road movie. Un disco que, junto a los otros dos que la conforman, The Trip (2013) y Slow Air (2018), resulta la banda sonora ideal para perderse por una carretera. Es por ello que no extraña que haya canciones con títulos como “Bad Town” o “Mystery Road”.

“The Last Exit” la canción donde arranca su periplo sonoro es una balada folk con tintes nostálgicos que nos evoca lo hecho en otro momento por Hope Sandoval junto a The Jesus & Mary Chain, tejida con pasión y exuberancia instrumental —al álbum en general suena poderoso—; el preámbulo que nos inserta en el último capítulo de un recorrido de vida que parece cerrarse. Mis ojos están poniéndose pesados / Mi propósito está casi cumplido / Las nubes se están juntando / El trueno suena como un redoble de tambor, canta ella en uno de sus versos.

“Crying” se acerca más al sonido que nos había acostumbrado Still Corners en el pasado, sin duda hermanado con Mazzy Star. Una balada espectral y lastimera con guiños a la sonoridad western en el silbido que la da marca y de paso evoca a Ennio Morricone. Pero es “White Sands”, su tercera, la que se inscribe en su dream pop característico. La idea del paisaje y la contemplación silenciosa del mismo también inspira sonoridades en The Last Exit: la instrumental y panorámica “Till We Meet Again”.

Ineludibles son también “Bad Town”, otra de guitarras acústicas al frente y percusión tribal, como de pueblo originario de Norteamérica; y la hechizante “Mystery Road”, con recurrentes dibujos de guitarra, una de las menos reposadas del álbum, que hace imaginar que uno pisa el acelerador ante la cinta asfáltica que señala el rumbo de un destino desconocido e ineludible, y por ende tentador.

An Overview on Phenomenal Nature de Cassandra Jenkins

En su segundo álbum de estudio, Cassandra Jenkins —la guitarrista y cantante asociada con Eleanor Friedberger y Craig Finn—, ha creado un universo sonoro exuberante, laberíntico y de espectro abierto en el cual sus dibujos musicales entra y salen por las puertas del jazz, el folk y el rock. Hay secuencias de percusión insistentes por las que brincan e improvisan guitarras, acentos de piano, efectos sonoros y saxofones. Canciones que rompen reglas en todo momento sin perder de vista su búsqueda de la belleza, como “Hard Drive” en la que ella más bien habla, en lugar de cantar. “The Ramble” con sus siete minutos, es otro ejercicio de libertad total que da inicio de manera austera, con aves que trinan a lo lejos, un saxofón que arroja una bruma musical y voces de infantes, como si fuera el prólogo a un cuento fantástico que a continuación se transforma en una pieza instrumental que sonoramente nos narra una historia, una de caminatas por el campo, de admiración del paisaje mineral que se extiende a lo largo ante nuestra vista.

Dos álbumes verdaderamente excelsos, concebidos desde la inventiva perfeccionista de este par compositoras a las que hay que seguirles la huella para disfrute personal en lo sucesivo.

LAT

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