En 2017 tuve la oportunidad de ver a Emicida en vivo, en el marco de un mercado musical titulado Brasil Music Summit, en su natal São Paulo. Lo que más me llamó la atención de su intensa presentación, más allá de la formación que lo respaldó —conformada por un DJ, dos percusionistas, una guitarrista y dos coristas—, fue la manera en que los sonidos de la tradición brasileña rezumaban en su música; rasgo inequívoco que emparienta su propuesta con la de otros de los mejores raperos de su país: Rappin’ Hood, Marcelo D2 y Criolo. No es sólo la musicalidad del idioma portugués lo que nos asegura que se trata de alguien que conoce a fondo la potencia de una cultura que se define a su modo verbalmente, sino la riqueza, diversidad y plasticidad que hay en la música que se imagina al interior de sus ciudades.
Hoy, aquella presentación vuelve a mi memoria luego de haber visto el documental Emicida: Amarelo - Todo por el ayer, estrenado hace algunos días en la plataforma Netflix. Un documental que aborda dos líneas narrativas. Por un lado, captura la presentación del rapero en el Teatro Municipal de São Paulo —un espacio al que habitualmente no asistían personas de raza negra y que, paradójicamente, fue construido con mano de obra negra—. Y, por otro, narra el desarrollo del hip hop en la megalópolis brasileña, un género que, como él mismo afirma en los minutos iniciales del largometraje, ha adoptado la música popular brasileña, particularmente el samba, en un hecho que renueva a ambos estilos, pero además se ha convertido en un medio de concientización sobre el racismo y la desigualdad social en una urbe —y en el resto del “último país del continente americano en abolir la esclavitud”—, que tiene características muy particulares, en la que muchas de las comunidades más desprovistas, sobre todo de origen afroamericano, radican en sus márgenes, en lo que se denomina “periferia”.
Mucho del fenómeno del hip hop en Brasil ha conseguido evolucionar en los años recientes gracias a las tecnologías digitales que, de la misma manera como acontece en otras esquinas del mundo —sobre todo en los países anglosajones— he permitido la emancipación de jóvenes creadores que han conquistado un éxito masivo, convirtiéndose en líderes de opinión de guetos y grupos marginados. Uno de ellos es el propio Emicida.
Amarelo es también el título del álbum más reciente a la fecha de Emicida, del cual también se habla en el documental, uno más de sus trabajos en los que es importante la colaboración, como suele suceder a menudo en la música brasileña en general. Participan en éste, entre otros, las cantantes Dona Onete y Larissa Luz; el icono del pagode, Zeca Pagodinho y el rapero MC Tha. En otros discos, Emicida ha contado asimismo con la compañía de Caetano Veloso, Vanessa da Mata, Juçara Marcal y Fabiana Cozza.
La cinta de Netflix resulta por demás interesante ya que profundiza en distintas historias ligadas a la música y la negritud en Brasil, revelando la importancia de figuras del samba como Pixinguinha, Os Sete Modernos do Samba; deteniéndose en la incorporación de instrumentos distintivos de su sonido como el zurdo, el tamborín y el cavaquinho. En su teoría particular, Emicida plantea que los sambistas fueron precursores de los músicos que hoy están dedicados al hip hop, al que él ha decidido rebautizar como neo-samba. “Los sambistas siempre fueron pioneros, vanguardistas”, declara el rapero en la cinta.
Emicida: Amarelo - Todo por el ayer, el documental, no sólo permite descubrir a uno de los exponentes más destacados en la música brasileña de hoy, sino también entender la forma en que los muchos estilos creados desde la herencia negra han llegado al presente, afianzándose no sólo en el gusto de la comunidad afroamericana sino el de muchos melómanos alrededor del mundo.
LAT