San Martín Hidalgo es un pueblo de la región Valles, cerca de Cocula y de Ameca, que se fundó hacia 1540, y que en la época prehispánica llevó el nombre de “Huitzquilic”, que proviene del náhuatl y quiere decir “Lugar de Cardos”. San Martín es famoso por los tendidos de cristos que se realizan en Semana Santa y que son una particular forma de celebrar el Viernes Santo, en la que los vecinos, realizan un monumento-altar en casa, en el que cubren de follaje, tanto la pared como el piso, en el centro se coloca un crucifijo o un cristo muerto, alrededor se colocan naranjas agrias con cinco clavos incrustados para recordar las llagas de la crucifixión y el amargo sabor de la pasión, flores, hierba trigo que se siembra en el viernes de San Lázaro, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores, un brasero con incienso, y una jaula con palomas para escuchar el triste arrullo de las aves. Los familiares permanecen en la sala y afuera de la casa, dando la bienvenida a los peregrinos, rezando el rosario, como en un sepelio.

La tradición al inicio sólo contaba con doce cristos que fueron entregados por los franciscanos en los barrios tradicionales, algunos de los cuales cuentan con cerca de 400 años de antigüedad. A la fecha se han registrado 57 tendidos y aunque la pandemia impidió que se realizara la tradición en 2020, este año, se colocaron 35 y se hizo un recorrido virtual.
Ahora que es primavera parvadas gigantescas de aves pecho amarillo se revolotean en la alameda, en el atrio del templo y en el centro del pueblo que son pequeños oasis en medio de este cálido lugar.
En cuando a la gastronomía, es muy apreciada la birria, también se prepara el pozole, los tamales, los sopes y las enchiladas. En nuestra visita, un peregrino nos recomendó la Cenaduría Doña Tere, que también es uno de los lugares que tiene su propio tendido de Cristo. Allí no te puedes perder las enchiladas de papa, de rajas, de requesón y de queso junto con un agua de horchata.

Otra de las sorpresas que encontramos a nuestro paso fue la Panadería La Preferida, por fuera tiene el aspecto de una casa común, pero desde la acera te capta el aroma a pan recién hecho. Dentro, puedes pasar y ver el proceso de elaboración del pan y llevarte un pan recién sacado del horno. Saben muy bien, ya que no son empalagosos, están suavecitos y esponjocitos. Los panaderos nos comentaron que se trata de un negocio familiar que han trabajo desde hace cuatro generaciones.
La panadería merece una mención aparte ya que se preparan gorditas al horno de nuez, trigo, avena garbanza y requesón. Otro de los dulces recomendados son las marinas y los “besitos” que son polvorones horneados.

En el pueblo también encontrarás por las noches puestitos de dulces en los que se encuentran las delicias típicas de la región como los cacomixtles, los coclistes, los coyules, los tamales de “Cuala” (que son de elote, envueltos en hoja de maíz y dentro llevan un relleno con una consistencia similar a la gelatina o la grenetina), el pinole y el ponteduro de maíz y de cacahuate, el maíz y los cacahuates garapiñados, las empanadas o las semillas saladas.
¿Cómo llegar?
Si vas en camión, puedes salir desde un camión de la Central Vieja de Autobuses que sale cada dos horas y cuesta $105 pesos y que hace un trayecto que dura de una a dos horas, ya que hace paradas por el camino.
Para llegar en coche se hace una distancia de 90 kilómetros y se llega por la carretera Carretera Cocula-Tecolotlán, MEX 80, a la que se accede desde López Mateos Sur.
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LAT