La escritura de Manuel Puig (1932-1990) es famosa por su experimentación, por su preocupación en los roles de género y por su fuerte influencia cinematográfica. Para muestra su novela más conocida, “El beso de la mujer araña”, publicada hace 45 años. Este libro se sitúa en el contexto de la inestabilidad política y la represión que caracterizaron a la Argentina de la década de los setenta, y se deriva de la tradición literaria de Joyce y Beckett, pero asume que la cultura popular es la forma de expresión dominante en la sociedad occidental contemporánea.
Su estrategia es incorporar esta cultura a la narrativa y luego comentar su ideología a través de dispositivos ficticios. El libro está escrito en modo experimental, compuesto de diálogos que crean la impresión de una transcripción, de un discurso hablado más que escrito, que se puede adaptar fácilmente a un guion para una obra de teatro o una película.
“El beso de la mujer araña” aborda las fuerzas sociales de represión que impiden la liberación humana mediante mecanismos culturales. Es un texto que tiene un fuerte contenido ideológico. Valentín y Molina aparecen inicialmente como populares estereotipos: Valentín el revolucionario unidimensional, un prisionero político y Molina el homosexual, encarcelado por sus prácticas sexo afectivas. El confinamiento que tienen en prisión significa la represión de la homosexualidad y el marxismo por parte del capitalismo burgués.
En su dolor y aislamiento, Molina cuenta “películas” de su pasado para entretener a Valentín. Estas películas representan una conexión con una cultura que rechaza a los dos, así como una droga para facilitar el paso del tiempo. Este sentido de la miseria se acentúa por la enfermedad cíclica que los personajes experimentan como resultado de una comida envenenada: las películas sirven como antídoto.
En la mayor parte de su extensión, el texto se construye como un diálogo entre dos presos. Los cambios de personaje son representados por guiones y la narrativa es de múltiples capas, sin una sola voz unificadora. En medio del diálogo, surgen trozos de monólogo interior, divulgados en un torrente de conciencia. Hay abundantes notas a pie de página de apariencia académica, que a menudo evalúan la homosexualidad desde la perspectiva de intelectuales famosos como Freud o Marcuse. Finalmente, la última parte del libro toma la forma de un informe policial encubierto.
Aunque Molina y Valentín al principio son seres antagónicos, hay un elemento homoerótico evidente en sus interacciones y una atracción y conexión cada vez mayores. Sus conversaciones están marcadas por una serie de historias dentro de una historia, mientras Molina relata las tramas de varias películas para el entretenimiento de su compañero de celda. Por tanto, existe una poderosa relación intertextual entre literatura y cine.
Por su estructura inusual, el libro trabaja para tejer una crítica de las sociedades patriarcales mientras entretiene, y de igual forma sugiere que las personas homosexuales pueden desempeñar un papel revolucionario para cambiar a las sociedades.
LAT