La tercera entrega de la saga Mundo Umbrío lleva de nombre La Venganza, bajo la pluma de Jaime Alfonso Sandoval, se trata además de la obra que catapultó al autor y lo colocó como un referente de la literatura infantil y juvenil. Una mezcla entre horror, aventura, humor negro y sátira, que ubica a los vampiros en la sociedad mexicana.
El concepto de Mundo Umbrío, comentó el autor en entrevista, es una historia que sigue a Lina, quien descubre que su padre no es quien dice. Él sale de noche y hace ciertas cosas que muestran que no es humano, sino que pertenece a otra línea evolutiva que se hacen llamar umbríos, que han desarrollado su cultura en ciudades subterráneas. “Sólo que la mitología los ha llamado vampiros, pero a ellos no les gusta que les llamen así. Su padre que se llama Benjamín fue expulsado del grupo porque se enamoró de una humana, que es la madre de Lina y que fallece en el arranque del libro”.
A partir de ahí arranca una aventura por descubrir quiénes son los asesinos de la madre y el gran secreto de su padre y de esta civilización alterna que ha evolucionado a la par de los seres humanos. El relanzamiento de esta saga se hizo en Guadalajara en 2019 y el año pasado se publicó la continuación, ahora llega la tercera parte, que anticipa el final de la tetralogía con un tomo que se llamará Guerra de guerras.
Para Jaime, esta reedición de su historia le permitió revisarlo y extenderlo, así como tener una mayor difusión por parte de Penguin Random House, “vas a conocer mucho más a profundidad a los personajes y de alguna manera habrá mucho más detalle”.
“Es mi proyecto más ambicioso en cuestión de Literatura Juvenil y le dediqué 5 años de mi vida, a mí la revisión me encantó porque de alguna manera extrañaba estos personajes con los que pase tanto tiempo. Dentro de esos cinco años, el primero fue exclusivamente para hacer el mapa general de la historia, para no perderme nunca, con todos los secretos, todas las vueltas de tuerca, y a partir de ahí, del segundo al quinto fui elaborando libro por libro”, compartió.
Finalizó agradeciendo a sus lectores, destacando que aunque otros digan que los jóvenes no leen, “yo digo que sí y cuando es algo les gusta se apasionan. Son los que demuestran mucho más el afecto, mí me llegan chicos que tienen un tatuaje por ejemplo. De alguna manera les marcas tanto que quieren demostrarlo llevándolo consigo siempre. Eso me parece una de las mayores muestras de afecto”.
LAT