Existen ocasiones en las que el amor por los animales impulsa a las personas a buscar la manera de postergar una eutanasia y procurarles una vida digna al mismo tiempo. Ese es el caso de Rodolfo López, ingeniero que 20 años atrás diseño una silla de ruedas para su perro cruza de labrador con gran danés que había sido diagnosticado con displasia de cadera. Esta silla de ruedas sería el primer paso para lo que eventualmente se convertiría en Mejor-ando, un servicio que realiza al lado de su esposa Rossana Morales desde hace seis años.
La pareja elabora andaderas, prótesis, chalecos, aros para perros ciegos, equipos de hidroterapia para mascotas, entre otros aparatos que ayudan a animales con algún tipo de inmovilidad en sus extremidades, lesiones de cadera o columna, discapacidades, entre otros. Este servicio no sólo se lleva a cabo con perros, pues uno de los casos que más retos les presentó fue una silla para un chivo “el animalito quería brincar todo el tiempo, tuvimos que adecuarnos a su hábitat y al tipo de vida que tenía” cuenta López. “El animal no te dice cómo se siente o si le lastima, entonces tú tienes que estar pensando por él, viendo resultados” agrega.
El proceso para obtener un equipo es sencillo: se puede contactar a Mejor-ando a través de sus redes sociales o con la referencia de algunos de los veterinarios que conocen sus servicios. Así, se agenda una cita en sus oficinas en la colonia Jardines del Valle “ellos vienen a nuestras instalaciones, tomamos medidas; en el caso de la silla no nos lleva más de 15 minutos; en el caso de las prótesis sí nos lleva un poquito más de tiempo la medida porque hay que tomar el molde con yeso. Tanto sillas como prótesis se elaboran en un lapso de cinco a siete días hábiles” explica Morales. Posteriormente, se arregla una nueva cita para la entrega del equipo donde se revisa que quede a la medida y no requiera de algún ajuste.
En el caso de las sillas, se elaboran de aluminio, por lo que pueden lavarse con agua y jabón sin riesgo a oxidarse. Algunos usuarios van cada ocho meses o anualmente a darle mantenimiento a sus aparatos, “depende mucho del uso que le den: las sillas van sujetas por medio de unos velcros como cinturón de seguridad que es lo que más se está cambiando. Cuando nos la traen a mantenimiento se vuelve a pulir todo el aluminio, se cambia toda la parte del cinturón y la silla realmente vuelve a quedar como nueva”.

Adicionalmente, en el caso de pacientes de edades avanzadas, algunos cuidadores optan por donar sus sillas una vez que sus mascotas pasan a mejor vida “de repente cuando nos encontramos o nos hablan personas de bajos recursos o con perritos en situación de calle, tratamos de hacer donaciones o regalar cierto porcentaje del costo de la silla.”.

Para Morales, este tipo de equipos no sólo mejoran la calidad de vida de las mascotas, también propicia a que los ciudadores reflexionen antes de optar por la eutanasia. Hay un caso en particular que recuerda Morales "el perrito estaba cuadrapléjico (no movía ninguna de sus patas) lo dejó de hacer de la noche a la mañana. Las personas estaban aferradas a no quererlo dormir a pesar de que no comía y no se movía nada. Le hicieron su silla, luego me hablaron que ya movía un poco las patas, si hacíamos algunos ajustes; al poco tiempo me hablaron y el perro ya caminaba sin la silla”. Aunque aclara “los aparatos no son milagrosos, esto es trabajo en equipo entre los aparatos, los clientes y la misma mascota”.
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